Después de consultar una y mil veces los partes de meteo en
varias web, vimos que el martes 17 se abría una ventana que nos permitiría dar
el “gran salto” a Cerdeña que nos habíamos propuesto hacia tiempo.
Creo que se trataba de una especie de reto, a nosotros
mismos y al barco, que debería demostrar que tanto los unos como el otro éramos
capaces de emprender travesías de cierta envergadura, travesías de las que se
leen en los libros.
Y así, de imprevisto, cambiamos los planes que teníamos de
ir a Menorca y de allí a Cerdeña, por dar un salto directo desde Mallorca hasta
Cerdeña. Gran parte de culpa de esta decisión la tiene Ali, que ha insistido
muchísimo en dar ese salto, haciéndome vencer la resistencia que todavía sentía.
Como tripulación, tan solo Ali y yo mismo, y un piloto
automático que solo lleva el barco si vamos a motor y no hay ola que lo saque
del rumbo.
Y por delante, unas 52 horas, que son casi 3 días y sus 2
noches, unas 250 millas
de agua salada, de soledad y autonomía, y por que no decirlo, de un cierto
miedo por ser la 1ª vez que íbamos a navegar tanto de un tirón.
Levantamos el fondeo de
Es Trench a las 13h. y navegamos rumbo a doblar Punta Salinas, con un F3
que llevamos de través. Cuando pasamos Punta Salinas, a eso de las 14.30h. ponemos
ya nuestro rumbo, 70º, y comenzamos a tirar millas.
Como el viento, de popa, no es suficiente para llevarnos a 5
nudos, ponemos el motor y junto con el
piloto, el barco va avanzando.
Cae la noche y comenzamos las guardias, al principio
tranquilas, pero en cuanto Mallorca deja de hacernos sombra, a eso de la 1 de
la mañana, el viento cambia y comienza a entrarnos del NW, por el través de
babor.
Paro el motor y comienzo a llevar el barco a mano, pues con
ese F3 ya andamos bien.
Vamos tragando millas en mitad de la oscuridad, ya que son
noches sin luna, aunque con un cielo cuajado de estrellas, con la Vía Láctea
perfectamente visible, y estrellas fugaces cayendo de vez en cuando.
El viento va refrescando y ahí terminan las guardias…nos
dedicamos a trabajar sin descanso acoplando el velamen a las condiciones de
viento, y descansando a ratos tumbados en la bañera, por si el que va a la caña
necesita algo.
El equipo de viento no funciona, así que la intensidad del
viento la se por el aspecto de la mar y por la vela que pide el barco. En este
caso, con lo oscuro que estaba todo, tan solo por las sensaciones que transmite
el barco…
F3, Génova y Mayor
F4, Foque y Mayor. Siguiendo los consejos de Ali, el foque
lo llevamos permanentemente montado en el stay volante, y tan solo hay que
izarlo cuando se le necesita.
F5, Foque y Mayor con 1 rizo.
F6, Foque y Mayor con 2 rizos.
Pon foque, quita foque, pon foque, coge rizo, quita rizo,
coge rizo, coge otro, quita rizo, etc. Agotador, y junto con la falta de sueño,
más…A esto hay que añadir la marejada que había formada, con olas que
calculamos de hasta 2 m.
Mi amigo Hugues sacó algunos cálculos sobre los índices
“noseque” y resultó que el Valparaíso era muy estable, que era muy resistente
al vuelco, y no se que más…
Pues bien, con esas olas entrando por el través, iba muy
bien, sin un mal susto.
Conseguimos que el Valparaíso vuele sobre la mar, llegando a
ver durante la noche puntas de velocidad de casi 7 nudos, que para un barco de
7 y poco metros de eslora de flotación está cerca del máximo que puede
alcanzar.
Para evitar ser deslumbrados por las linternas de led que
llevamos, voy tomando cada cierto tiempo como referencia del rumbo algunas
estrellas y apago todas las luces excepto las de navegación.
Y navegamos, navegamos guiados por esas estrellas,
manteniendo un rumbo exacto, en total oscuridad, pero intuyendo las olas y el
horizonte con la tenue luz de las estrellas.
De vez en cuando se cruzan en la mente pensamientos del
estilo “¿que hacemos en mitad de esta mar agitada, completamente solos y sobre
un trozo de plástico de apenas 9
metros?” Y entonces recuerdo que estamos en casa, que el
barco es fuerte y está bien preparado, que llevamos las velas correctas para el
viento que hay…que confío en el Valparaíso, y que cuidará de nosotros lo mismo
que nosotros cuidamos de el cuando lo necesitó.
Hasta aquí lo que hemos experimentado…de momento está bien…
Todo este baile duró desde la 1 de la mañana hasta las 8 de la tarde, cuando el
viento cayó por debajo de F3 y pusimos motor para mantener los 5 nudos. Al poco
paró por completo, y a las 2 horas, casi no quedaban olas, por lo que el piloto
empezó a trabajar, permitiéndonos hacer guardias de 2 horas para vigilar y
poder dormir algo alternativamente.
La travesía continuó durante el 3º día a motor y vela, con un suave viento de
través, y un calor impresionante.
Finalmente llegamos a la bahía de Porto Conte a las 17h. más
o menos del Jueves 19 de Julio, donde fondeamos para descansar y pasar la noche
durmiendo a pierna suelta.
Se trata de un gran puerto natural a la sombra de Capo
Caccia, con sus gigantescas paredes de roca, muy resguardado de casi todos los
vientos, con bosques de pinos que llegan hasta el agua, y que desprenden un profundo
aroma a monte.
Tenemos intención de entrar hoy al puerto de Alguero unos
días, para visitar la ciudad, pero parece que viene en camino un temporal
importante, por lo que veremos hasta cuando estaremos por aquí…
¡Reto superado! De toda esta aventura me quedo con dos cosas: la primera, la confirmación de que el Valparaíso corre, vuela y disfruta con el viento y las olas (parece estar hecho para "navegar" más que para "pasear"); la segunda, la certeza de el capitán y yo, a parte de pareja, formamos un buen equipo, una tripulación bien compenetrada.
ResponderEliminar¿Senciones del día después? Satisfacción, alegría, autoconfianza y la seguridad de que podríamos ir a parar a casi cualquier rincón del mundo con nuestra "casita" a cuestas.
Todo esto tiene un nombre: Libertad.
¡Mil besos a mi capitán! :)